Acabo de seguir el loading de los jóvenes del Movimiento desde Loppiano para la jornada del 1 de mayo. Ha sido una hora fantástica, fuerte en los contenidos, atrayente visualmente y tocante desde el punto de vista testimonial.
Este año hemos querido convertir esta recurrencia anual en un acontecimiento que convocara a todo el Movimiento, sin por ello quitar protagonismo a los jóvenes. Por el momento, el arranque ha sido excepcional.
Ayer, en un momento de comunión con los principales actores y directores del evento, quise comunicarles un mensaje que trato ahora de resumir aquí.
A mi modo de ver, eventos como éste son una experiencia singular y anticipatoria de “Ut Omnes”. Como sabemos, el “Ut Omnes” es el gran “programa” de Jesús para la humanidad. En cuanto tal, se trata de una realidad escatológica que tendrá su cumplimiento al final de la historia, algo que no está a la altura de nuestra mente ponderar, y menos que menos en nuestras manos realizar. Lo que sí está a nuestro alcance, siempre con la ayuda de la gracia, es provocar pequeñas o breves experiencias que lo anticipen, lo preparen, sobre todo porque Cristo Resucitado, que contiene en su nueva condición de tal el tiempo y el espacio, presiona en esa dirección que conduce a la plenitud. Esta Semana Mundo Unido y el Run for Unity de los jóvenes y adolescentes del Movimiento de los Focolares adquiere está dimensión “Ut Omnes” con una marcada actualidad y con inusitada intensidad.
El Libro del Apocalipsis, que leemos especialmente en el tiempo de Pascua, ilumina fuertemente esta visión. En estos días, me ha impresionado lo que dice en el capítulo 7: «Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. […] Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: “Esos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido”. Yo le respondí: “Señor mío, tú lo sabrás”. Me respondió: “Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero”» (9. 13-14). Nosotros, los que seguiremos durante la semana este evento a través de internet, no seremos esa muchedumbre escatológica de la que habla el Libro de la Revelación, pero sí una multitud inmensa, de toda nación, razas y lenguas; también nosotros venimos de la gran tribulación que vive la humanidad del Covid-19; junto a nosotros estarán todos aquellos que, sin saber siquiera del evento, están dando la vida y se suman a las huestes del bien y de la gratuidad; en esto estamos más unidos de lo que sospechamos. Y, desde luego, junto a nosotros estarán además todos los que han partido en medio del dolor, quizás ofreciendo su vida.
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